*~*~UNA HISTÓRIA DIFERENTE~*~* (MUY HOT) (D&H)

CAPÍTULO 1 (Primera Parte): LA MUERTE DE LOS MALFOY

Desde la sala podía escucharse con precisión cada una de las gotas que golpeaban suavemente los cristales de la inmensa y majestuosa mansión. El siléncio se hacía presente una vez más en el atestado lugar y solo el ruído que ejercían la lluvia y la respiración de los presentes rompían el ensombrecedor siléncio que invadía cada rincón del espacioso y lujoso salón. Cada persona permanecía sentada en su respectivo lugar esperando que él llegase como ocurría cada noche fielmente a la misma hora. Exactamente a las nueve y tres minutos las puertas del aula se abrieron violentamente ocasionando que todos y cada uno de los asistentes se pusiese rígidamente en pie en acto de respeto, obediencia y sumisión. El indivíduo caminó pausadamente hasta detenerse, finalmente, justo en el centro de la sala.
-Tomad asiento-ordenó en tono autoritário consiguiendo que todos le obedeciesen al instante
El hombre, ataviado con una elegante capa negra que tapaba gran parte de su cuerpo y su rostro, inspeccionó cada rincón de la sala hasta que sus gélidos ojos de serpiente se detubieron en un matrimónio. En su rostro se formó una fría y macabra sonrisa que logró erizar el vello de más de uno de los presentes que habían acudido a la reunión. Ese fue el preciso instante en el que Narcisa aprisionó con fuerza el robusto brazo de su marido mientras éste permanecía impasible ante el gesto protector de su esposa.
Los ojos inyectados en sangre de Voldemort permanecieron fijos en los fríos ojos mercúrio de Lucius Malfoy durante algunos interminables segundos y, seguidamente, esbozó nuevamente lo que pretendía ser una sonrisa provocando los sollozos de Narcisa, que apretó con más fuerza el brazo de su esposo mientras varias lágrimas escapaban de sus grandes y brillantes ojos azules.
-Lucius-llamó Voldemort sin despegar su gélida mirada del hombre a la vez que la atractiva mujer rúbia que permanecía a su lado negaba con la cabeza sin querer soltar el brazo de su cónyuge.
Todas las miradas se posaron en la pareja que permanecía justo en frente de su señor sin atreverse a abrir la boca temiendo provocar la ira de su Señor.
Lucius Malfoy permaneció completamente sereno mientras escuchaba los sollozos ahogados de su mujer junto a él y, con lentitud y dificultad, se escabulló de los aprisionadores brazos de Narcisa mientras se ponía en pie manteniendo la mirada fija en su Señor, que no borró en ningun momento aquella tétrica mueca de satisfacción. Voldemort observó de arriba a abajo a su presa durante algunos incesantes segundos para, seguidamente, deslizar su mano derecha bajo su capa causando un sonoro gemido por parte de Narcisa, que se puso rápidamente en pie y abrazó a su marido por la espalda sin atreverse a mirar a los ojos a su Señor.
-Que enternecedor...-se mofó con maldad mientras acariciaba con sus largos y pálidos dedos la dura y agrietada madera de su mortífera varita
Algunas risas invadieron el lugar, pero pronto fueron acalladas cuando la autoritária mano de Voldemort se alzó consiguiendo que la sala volviese a quedarse en siléncio.
-Lucius, Lucius...Sabes que aquí no toleramos la mediocridad, ¿Verdad?-preguntó con sorna revoloteando alrededor de Lucius y Narcisa como si se tratase de un depredador que necesitase intimidar a sus presas antes de cazarlas
-Lo sé-respondió el hombre sin bajar en ningun instante la mirada
-Demasiadas veces...-murmuró apaciguadamente-Me habeis defraudado demasiadas veces...-comentó cerrando los ojos cómo si intentase recordar cada fallo que los Malfoy habían cometido
-Siempre hemos sido fieles vasallos y hemos acatado cada una de sus órdenes-aseguró Lucius cogiendo por primera vez la mano de su esposa mientras la acariciaba con suavidad
-Sois fieles seguidores, eso no puedo negarlo...y, aunque la fidelidad es algo que aprecio en mis súbditos, no es lo único que pido de ellos.
En ese momento otro doloroso gemido abarcó la sala provocando que varios de los presentes apartasen la vista de la lamentable escena.
Por primera vez desde el principio de la reunión, Voldemort apartó sus ojos del matrimonio Malfoy y examinó con detenimiento a los presentes hasta que su vista se posó en un joven de mirada asustadiza que le observaba desde la esquina más apartada del lugar.
-Mi querido Draco...-comentó originando que todas las miradas se posasen en el muchacho que permanecía tan blanco como la nieve a causa del temor que en ese instante estaba sintiendo-Acércate-ordenó casi con amabilidad ocasionando que un estremecedor escalofrío recorriese la espalda del chico, que se levantó con parsimonia y se acercó lentamente a su Señor con la aterradora mirada de sus padres posada en él.
Cuando pasó junto a sus progenitores ni siquiera les miró, pues toda su atención estaba a completa disposición de Voldemort, que le observaba con detenimiento con su particular y sombría sonrisa.
-Cuanto has crecido...-murmuró pasando sus frías y ásperas yemas por el pálido rostro del muchacho-Estas hecho todo un hombre, ¿No os parece?-preguntó mirando a sus súbditos con una cínica sonrisa
-¡A él no!-gritó Narcisa intentando apartar a su hijo de aquel cruel individuo, aunque los brazos de Lucius impidieron que la mujer se acercase a ellos mientras gritaba y lloraba desgarradoramente.
Draco aspiró con fuerza el aire que le rodeaba hundiendo sus pulmones mientras escuchaba los dolorosos lamentos de su madre pero, ni aún así, se atrevió a mirarle. El miedo le había paralizado por completo y, lo único que era capaz de hacer en ese momento era mantener la cordura y su elegante porte que tanto caracterizaba a los Malfoy.
-¿Tienes miedo Draco?-preguntó burlonamente Voldemort caminando en círculos a su alrededor observando cada gesto y cada músculo que el rúbio tensaba cada vez que él se acercaba a sus padres-¿Crees que voy a matarte?

CAPÍTULO 1 (Segunda parte): LA MUERTE DE LOS MALFOY

En ese instante Draco miró con detenimiento los fríos ojos de Voldemort pero no respondió a su pregunta, pues ya conocía a la perfección la respuesta. Sabía que el planeaba matarles a los tres e incluso había empezado a aceptarlo, pero no iba a darle la satisfacción de que él escuchase que tenía miedo, miedo a la muerte y a ver a sus padres fallecer.
-¿Crees que mataré a tus queridos padres?-preguntó nuevamente con crueldad aquel despreciable indivíduo mientras esbozaba una sonrisa placentera al ver como los músculos del rostro del chico se tensaban con dureza y cómo sus manos se cerraban con rábia mostrando unos apretados puños-Responde a mi pregunta Draco-ordenó con impaciéncia al ver la sobervia del joven
Pero el rúbio ni siquiera separó ni una milésima sus labios fuertemente sellados consiguiendo el enfurecimiento de su Señor.
-¡Responde!-ordenó colérico alzando la varita hacia el muchacho, que no se dignó a hablar-¡Crucio!
Cada parte de su cuerpo empezó a arder sin llegar a quemar su blanquecina tez y cada rincón de su piel fue golpeada con violéncia consiguiendo que el dolor que sentía fuese insoportable pero, ni aún así, abrió sus apretados labios para proferir un grito de dolor, pues no iba a darle ese placer a ese cruel y detestable ser. Prefería morir antes que rebajarse a demostrar su insufrible calvário ante todos sus conocidos y ante su Señor. Poco a poco el dolor fue debilitándose hasta extinguirse completamente dejando cada parte de su cuerpo entumecido.
-Veo que te han enseñado bien-comentó con sorna mientras Draco conseguía aparatosamente ponerse en pie a la vez que asesinaba con la mirada a aquel que decía ser su líder, su amo-Jamás nadie había conseguido resistir los gritos de dolor ante uno de mis ataques-comentó con orgullo, algo que Draco no esperaba en absoluto-Perteneces a una família de inútiles y mediocres-aseguró mirando con desprecio a Lucius y Narcisa que observaban atemorizados la escena-Pero incluso en las peores familias puede haber alguna excepción
Draco miró con desdén a su Señor y una mueca de profundo ódio se formó en su rostro sin que él se diese cuenta, aunque Voldemort si que la percivió. Una extraña sonrisa se formó en su cadavérico rostro dejando a todos los presentes confundidos ante la extraña actitud de su amo. A pesar de que el joven Malfoy le fulminaba con la mirada, cosa que jamás nadie se había atrevido a hacer, Voldemort permanecía sereno con una sonrisa pintada en su tétrica cara.
-No permitiré ni un solo fallo más-dijo en tono autoritário mirando al rúbio directamente a los ojos-Ni uno más-repitió intimidantemente mirando al chico
El muchacho asintió con temor sin dejar de tensar cada parte de su cuerpo. Sabía que había algo extraño en la forma en la que Voldemort le observaba pero no sabía descifrar exáctamente lo que éste estaba planeando.
Narcisa sonrió con sosiego limpiándose las lágrimas que cubrían su rostro mientras observaba a su hijo, que ladeó el rostro y les observó por primera vez mientras esbozaba una imperceptible sonrisa que solo sus padres pudieron identificar.
-Grácias a Dios...-susurró Narcisa lanzándose a los brazos de su hijo cuando Voldemort se alejó camino a la salida.
-Muchas grácias señor. No volveremos a defraudarle-dijo agradecidamente Lucius reverenciando a su compasivo amo
-Puedes estar seguro de eso Lucius-comentó con desprécio mirando a su súbdito con asco i desdén-Matadles. Dejad al chico con vida-ordenó despiadadamente saliendo del lugar con paso apaciguado+
Todo pasó con rapidez mientras en su mente se retransmitía lo que ocurría ante él a cámara lenta. Durante unas milésimas de segundo, una luz verde esmeralda le cegó impidiendo que pudiese ver lo que en pocos segundos había ocurrido y, cuando las palabras de Voldemort se repitieron por enésima vez en su cabeza fue realmente consciente de lo que estaba pasando pero entonces ya fue demasiado tarde para ayudarles, ya no podía hacer nada por ellos. Sintió los rígidos brazos de su madre rodeando su estrecha y musculosa cintura y, en un alto reflejo cómo si supiese exáctamente dónde debía mirar, giró el rostro y advirtió entre la oscuridad del lugar y la muchedumbre que empezaba a desaparecerse de la sala el cuerpo inerte de su padre junto a la puerta. En ese instante no supo cómo reaccionar. Se sentía vacío.
Durante lo que a él le parecieron horas, aunque en realidad solo se trataron de pocos minutos, permaneció inmóbil como si se tratase de una estátua de mármol y solo cuando una cálida mano aprisionó en un acto cariñoso su hombro, volvió a la realidad, a la horrible realidad.
-¿Draco?-le llamó una conocida voz femenina mientras le apartaba del cuerpo de su madre, que cayó con rapidez golpeando violentamente el duro suelo causando un ruído estremecedor que invadió cada rincón de la ahora casi desierta mansión.
Se quedó completamente paralizado observando los dos cuerpos ubicados en el piso de la estáncia mientras aquella mano apretaba su hombro intentando que él saliese de su trance y respondiese a sus llamadas.
-Pansy debemos irnos-dijo una mujer de mediana edad mientras observaba con lástima la escena
-No puedo irme y dejarle así-aseguró la muchacha sin apartar su mano del joven mientras lloraba con amargura-Me necesita
-Pansy...porfavor...marchémonos-rogó con temor su madre al observar que solo se encontraban allí ella, su hija, Draco, Snape y los cuerpos de los que solo minutos atrás habían sido sus mejores amigos
-Yo cuidaré de él-prometió Snape consiguiendo que Pansy se apartase lentamente del rúbio
Justo en ese momento Draco despertó de su trance y, en un arrebato, corrió hacia un extremo del cuarto, cogió un valioso jarrón y lo arrojó con rábia contra la dura pared.
-¿Draco?-preguntó Pansy sin cesar el llanto cuando Draco cogió nuevamente otro objeto y lo arrojo contra el suelo
-Necesita desahogarse-aseguró Snape sin mover un sólo músculo para intentar detener al rúbio
-Pero...
-Pansy vayámonos. Si quieres mañana vendremos a ver cómo está pero porfavor, marchémonos-pidió la mujer cuando notó que sus ojos se empañaban al observar los cuerpos de sus antíguos compañeros
Tras destrozar gran parte del moviliario, Draco se quedó nuevamente en aparente estado de trance mientras se revolvía con insisténcia su lácio y suave pelo platino.
-Largaos-ordenó Snape mostrando el poco tacto que tenía mientras miraba a las mujeres con insisténcia-¡Ya!
Pansy miró por última vez al rúbio antes de desaparecerse cogida de la mano de su madre con los ojos bañados en lágrimas.
El muchacho observó sus perfectos, brillantes y nuevos zapatos mientras se obligaba a no llorar, a intentar tomar con la mayor madurez posible aquella dolorosa situación.
-Cuidaré de tí-aseguró Snape colocando su mano en el hombro del chico, aunque éste se apartó de él con brusquedad
-No necesito que nadie cuide de mi-dijo tajantemente el chico mientras observaba el chispeante fuego de la chimenea, que logró apaciguar escasamente su incesante tormento-Quiero estar solo
Snape le observó con detenimiento mientras sacaba la varita del interior de su capa y hacía desaparecer los cuerpos del matrimónio Malfoy ante la atenta mirada de Draco.
-Está bien-cedió el profesor mirando con ternura, cosa muy poco típica de él, al muchacho-Mañana vendré a hacerte una visita
Draco asintió con desánimo sin atreverse a mirar al hombre a la cara.
-Descansa-dijo Snape antes de desaparecerse de la sala dejando a un desolado y destrozado Draco Malfoy.