wuaaa!! se que tardé mucho, pero a partir de aquí es donde estoy escribiendo...XD y estos días estuve muuuuy liada... P=
pero espero que de aquí saquéis conclusiones del pasado de Willow mwahahaha
Ah, y que Snape os parezca creíble... es que obviamente yo creo que si, vale, es borde con el trio y demás... pero con quien le importaba, no lo era..(o eso demuestra el 7º libro...kukuku) así que obviamente con willow no lo es...
Capítulo XI: ¿Mamá?
Willow estaba sentada en las escaleras de la casa. Tenía un peluche entre sus brazos con el que había estado jugando. Ahora esperaba como todos los días a su madre, que llegaría dentro de poco de trabajar y subiría a acostarla. Mientras tanto, toda la casa permanecía en silencio. Cerró los ojos un segundo y una extraña sensación la recorrió de arriba abajo. Noto unos ojos fríos y antinaturales clavados en ella. No sabía porque se lo parecían, pero así fue. Esto tan solo duró un instante, pero cuando abrió los ojos de nuevo estaba temblando.
Bajó lentamente los escalones que la separaban de la puerta con el peluche en una mano, pasando de puntillas por delante del salón, de donde salía luz y puso su mano en el pomo de la puerta. Miró a un lado y a otro y abrió. Sabía que no debía hacerlo, pero quería estar segura de que su madre no estaba al otro lado.
Sonó un chirrido, producido por los goznes sin engrasar de la puerta y al instante le sobrevino de nuevo la misma impresión que en las escaleras. Un grito estaba a punto de escaparse de su boca cuando una mano cerró la puerta a la vez que su compañera le tapaba la boca. Willow se giró y vio a Snape que la miraba con una cara que denotaba miedo. Esta apartó con suavidad la mano que tapaba su boca y preguntó:
-Severus... ¿dónde está mamá?
-No sé Willow... es probable que se haya retrasado. Sabes que últimamente están muy liados en el ministerio.-Amagó una sonrisa.
-Pero mamá no suele llegar tarde.
-Lo sé lo sé... tú no te preocupes. ¿Sabes? Vamos a hacer una cosa. Voy a subir contigo y te vas a acostar. Así cuando venga tu madre y te vea en la cama se dará cuenta de lo mayor que ya eres. ¿Te parece bien?
-¡Sí!-los ojos de la niña brillaron de alegría. Severus la cogió de la mano que tenía libre y la acompañó hasta el cuarto que ocupaba en el piso de arriba. La puerta se abrió suavemente y Willow corrió hasta su cama, se subió de un salto y se tumbó mirando hacia Snape que esperaba en la puerta.
-Mamá siempre me arropa-comentó.
-Oh... bueno... ¿Te importa que sea yo?
-¡Claro que no!-sonrió. Snape se acercó a la cama y le pasó las mantas por encima.-¿Sabes?-dijo la niña- Mamá me dijo que está muy contenta de estar aquí.
-¿Sí?-Snape se sentó en el borde de la cama.-Bueno, yo también me alegro de que estéis aquí...
-Y...¿Sabes otra cosa?-Willow puso cara de misterio y se acercó a la oreja de Snape-creo que le gustas a mi mamá.
-¡No! ¿De verdad?-sonrió como hacía tiempo que Willow no le veía sonreír.-Vaya, me siento muy afortunado. Y ahora... ¡duérmete! O mañana estarás tan cansada que no podrás salir a jugar.-Willow se tumbó en la cama mirando hacia la puerta, abrazada a su peluche. Cuando Snape estaba a punto de cerrar la puerta de la habitación, Willow volvió a hablar.
-Se...Severus...
-¿Sí?
-Como... como mi papá parece que no nos quiere... ¿te gustaría ser mi nuevo papá?
-¿Tu nuevo papá?-se le escapó una risilla.-Bueno, eso debería decidirlo tu madre ¿no crees?
-Sí... pero creo que a ella le gustaría. Me parece que a ella tampoco le gustaba mi papá...
-Anda... no pienses en eso ahora ¿vale? Y procura dormir o tu mamá se preocupará.
-¡Está bien!-dijo, y se dio la vuelta en la cama cerrando los ojos.
Parecía que tan solo habían pasado unos minutos pero de hecho ya era noche cerrada. La cortina de su cuarto estaba abierta, dejando que la claridad de la luna entrase por la ventana y Willow se despertó en medio de un escalofrío.
-¿Mamá?-fue lo primero que salió de su boca. Pero nadie respondió. Entonces le pareció oír una voz que le sonaba familiar. Sonaba en la habitación, así que se levantó apretando fuerte su peluche contra ella y aprovechando la luz que se filtraba de la ventana recorrió el cuarto. La voz parecía más fuerte cerca del armario y sin pensárselo dos veces lo abrió. De nuevo la voz se empezó a oír más fuerte y, aunque le resultaba familiar, no era capaz de entender lo que decía.
Entonces se vio reflejada en el espejo, con su pijama verde y su peluche en la mano. Pero había algo más en el reflejo. Algo que la principio parecía tan solo una mancha en el cristal pero que, según la miraba parecía que tomaba una forma más consistente. Parpadeó un par de veces y entonces lo vio más claro. Un hombre de aspecto intemporal, pelo negro, piel blanca como la porcelana...
-¿Papá? ¿Qué haces aquí?-no hubo respuesta, pero el hombre bajó la cabeza, acercando su cara a la oreja de Willow. Esta estaba paralizada, no podía moverse. El hombre siguió acercándose más y más. De repente parpadeó. Unos ojos estrechos y de un rojo brillante aparecieron donde antes había unos insondables ojos negros. Los mismos que había visto antes en las escaleras. Y ahora se dio cuenta de que el rojo era aquello antinatural que por alguna razón no había notado antes.
La cara del hombre estaba a su lado, tan cerca que, aunque sabía que no era posible y que debía de ser su imaginación, le parecía notar su respiración en la oreja. Entonces levantó las manos, lentamente, acercándolas al cuello de Willow. Más y más cerca, y esta no podía moverse ni gritar.
Las manos se cerraron sobre su cuello. No las sintió cálidas como correspondería a un humano, pero no la dejaban respirar. El peluche cayó al suelo con un ruido sordo mientras haciendo un esfuerzo supremo Willow consiguió que el grito que tenía atrapado en su interior se escapase por su boca. Todo se volvió borroso mientras oía unas pisadas aceleradas en dirección a su habitación. Una puerta que se abría, una voz conocida, un destello de luz y la nada.
Cuando se despertó estaba tumbada en el sofá, con una manta por encima. En la butaca de enfrente, un hombre bastante mayor, de larga barba blanca y ojos azules hablaba con Snape que, sudoroso, de cara cansada y más ojeroso de lo normal, se paseaba por la sala de arriba abajo.
Notaron que se movía y Snape corrió a su lado.
-Pequeña Willow, estábamos preocupados.-Dijo con una sonrisa el anciano de barbas blancas.
-¿Estás bien?-preguntó Snape con cara preocupada pasándole la mano por el pelo. Willow se fijó. Tenía los ojos rojos. Esta asintió.
-Era...¿Era mi papá?-El anciano se acercó a ella y le cogió la mano.
-No te preocupes, tu padre ya no está vivo... debió de tratarse de una ilusión creada por alguno de sus allegados. Él ya no puede hacerte daño.
-Y...¿Y a mi mamá?-Los dos hombres se miraron largamente. El anciano asintió y dijo:
-Severus... ¿Se lo dices tú o se lo digo yo? Es algo que debe saber.
-Yo... no puedo.
-Está bien Severus, te comprendo-Le puso la mano en el hombro y miró a Willow a los ojos.-Tu madre... tampoco está aquí. Murió en una misión que le encargaron en el ministerio. Lo siento mucho. Era una gran persona.-Los ojos de Willow se llenaron de lágrimas y se lanzó al cuello de Snape, que estaba agachado a su lado. Comenzó a gimotear. No se lo creía. Pensaba que su madre siempre estaría ahí y, ahora, se había ido...